lunes, 6 de septiembre de 2010

Decálogo del perfecto matero

Si bien no es precisamente una experiencia de viaje, el mate forma parte importante de mi ruta, y por esas casualidades encontré en la interné lo siguiente.

La importancia viene de las horas que he dedicado a compartir el mate con gente de infinitas nacionalidades y explicarles algunos códigos, especialmente el tema de la respetar la ronda, no jugar con la bombilla y que el azúcar es para el café...

Igual tengo mis dudas sobre el punto 2, no me parece del todo mal cada tanto acomodar la yerba, suponiendo como obvio que en este punto no incluyen el momento de darle la vuelta.


1. No usar azúcar ni edulcorante

Esto es un pecado mortal. El mate es amargo, y punto. Toda otra variante es un plan cobarde para ablandarle la boca a una bebida que es recia y rica, tal y como la da la naturaleza. Sino, probá ponerle azúcar a las aceitunas o a la espinaca, a ver cómo te queda.


2. No revolver la bombilla

La bombilla no es una palita para arreglar la yerba y levantarla cuando el mate está lavado. A pesar de que hay gente que les gusta palanquearla para generar un agujerito en las profundidades del mate, la bombilla no se toca.


3. Nunca soplar por la bombilla

Se sabe de gente que, cuando el mate está duro, sopla para mejorar el tránsito de la bombilla, pero no hay nada más desagradable ni desconsiderado: el mate no es un clarinete, y además lo llenás de microbios que el otro no tiene por qué beberse.


4. Jamás cebar con agua hervida

Cebar un mate con agua hervida es un delito que merece la pena capital, ya que de esa forma la yerba se quema y queda amarga como la carqueja. Un buen cebador, escucha la caldera y siempre sabe cuándo el agua está lista.


5. Cortar el mate con agua fría de la canilla

Otra acción que merece la horca. El cloro del agua corriente hecha a perder el gusto del mate y ya no tiene retorno. Si el agua te quedó muy caliente, esperás a que se enfríe, sin chistar.



Foto tomada en Kelibia, Túnez


6. Nunca convidar un mate frío

Esto es una señal de desprecio y equivale a ofrecerle un plato de pescado podrido a quien tiene hambre. Antes que cebar con agua fría, el buen matero rehace la partida: calienta el agua, cambia la yerba y ceba desde cero una nueva ronda, para no desdeñar a nadie y conservar el amor propio.


7. Bajo ningún concepto reusar la yerba

A ver si nos entendemos: cuando un mate ya dio todo el sabor crudo del pasto y aportó su amargo revitalizante, esa yerba ya no sirve más. Nada de volver a cebarlo conservando la que estaba abajo en el mate. El matero de ley no vuelve a usar la yerba: tira todo y arranca otra vez.


8. No incursionar en mezclas new age

¿Qué es eso de combinar el mate con poleo, muña muña, o cáscara de naranja? El mate ya tiene sabor suficiente, señores. Si no les va, cambien la marca de yerba. Pero eso de andar buscándole “funcionalidades” –que haga bien a los huesos, al tránsito lento, a la presión- no es propio de esta bebida, sino de jarabes.


9. Nunca chupar el mate ajeno

Esto equivale a robarle a alguien su porción de asado. Fijate, en una ronda de materos, para que el mate llegue lejos, pasa por varias manos y ninguna tiene derecho a cortar el trayecto y robar el turno. Es una gruesa afrenta, que en tiempos de gauchos se solucionaba con facón.


10. Dejar migas en la bombilla

Esto sí que es de pésimo gusto. Si todos sabemos que el mate es una costumbre bastante promiscua y hasta poco higiénica, debemos cuidar el aspecto del ritual para no hacerlo aún más asqueroso. Si se toma mate con bizcochos, antes de beber hay que limpiarse la boca.

4 comentarios:

  1. conozco unos que transgreden el 5 ......

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  2. VAGO antes eras creativo , ahora bajás de la red

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  3. Jaja... es verdad, al menos digo que no es de mi autoría, podría no reconocerlo jajaja...

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  4. MUY BUENO!!
    SE EXTRAÑAN TUS MATECITOS EN LAS CLASES DE IVRIT!
    BESO GRANDEE DESDE AQUI!
    SIGA ENRIQUECIENDO ESAS ENTRAÑAS...
    SUERTEEE.



    IAEL

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